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El origen: San Ignacio de Loyola

En 1491, nace al norte de España, en la provincia vasca de Guipúzcoa, Iñigo de Loyola, quien en su juventud pasaba los días como aficionado a las armas y a la vida cortesana. A la edad de 30 años, participó en la toma de la fortaleza de Pamplona por manos de los franceses, quienes al ver su coraje, decidieron llevarlo al castillo de Loyola, en lugar de hacerlo prisionero.

Luego de dedicar toda una vida a los ejercicios espirituales, él y un grupo de seis amigos, deciden viajar y dirigirse a Roma para ponerse a disposición del Papa. Cuando se encontraron ahí, un 27 de setiembre de 1540, el Sumo Pontífice autoriza la creación de la Compañía de Jesús.

Desde entonces, la Compañía fue creada bajo el lema de Ad maiorem Dei gloriam que quiere decir “Para mayor gloria de Dios”. Después de ejercer como General de la Orden, que fundó, de haber entregado una vida a profundas experiencias religiosas, Ignacio fallece el 31 de julio de 1556.

Fue beatificado, cuarenta y tres años luego de su muerte, un 27 de julio de 1609. Fue canonizado por el papa Gregorio XV el 12 de marzo, junto a San Francisco Xavier. La celebración que realiza la iglesia es el día de su muerte, 31 de julio.

Antonio Ruiz de Montoya

Nuestra Universidad Antonio Ruiz de Montoya lleva el nombre de un ilustre jesuita limeño, que junto a otros jesuitas fundó las reducciones del Paraguay, siendo además etnólogo, lingüista y autor de obras de teología mística.

Antonio Ruiz de Montoya nació en Lima en 1585 e ingresó a la Compañía de Jesús a los 24 años.Inició el noviciado en el Colegio San Pablo de Lima, y prosiguió sus estudios de Teología y Filosofía en Córdoba, Argentina, durante cuatro años. Terminada su etapa de formación, fue destinado a las reducciones del Paraguay a trabajar con los indígenas guaraníes.

Por los testimonios de sus hermanos y superiores, Antonio demostró un gran fervor misionero, de otra forma no hubiese sido posible sobrellevar los 25 años que estuvo en las misiones. En todos esos años demostró una gran valentía, una curiosidad insaciable, y una enorme vitalidad. Llevó a cabo sus labores cristianas como una verdadera aventura intercultural: aprendió la lengua guaraní, se compenetró con las costumbres indígenas e investigó sobre el medio natural y geográfico que lo rodeaba.

Fundó 13 reducciones, lo que supuso la construcción de colegios, iglesias, centros de producciónagrícola y pequeñas ciudades que muchos decían se asemejaban al Paraíso, o como decían los mismos guaraníes eran "tierras sin mal".

Pronto las reducciones empezaron a despertar la avaricia de portugueses y españoles. Desde1612 fueron objeto de ataques por parte de los bandeirantes de São Paulo, quienes esclavizaban a los nativos para venderlos en las haciendas. Estos ataques se agudizaron a partir de 1628, época en que Antonio Ruiz de Montoya se enfrentó a estos "piratas de tierra" que esclavizaban jóvenes, asesinaban niños y ancianos, y dejaban a su paso ruinas, incendios e iglesias profanadas. Percibiendo lo peligroso de la situación, Antonio Ruiz de Montoya emprendió la hazaña de trasladar doce mil guaraníes en setecientas balsas, atravesando ríos, cataratas y bosques a través de casi mil doscientos kilómetros desde el Guairá -hoy en el Brasil-, hasta Misiones, en Argentina.

La culminación de esta travesía terminó con la fundación de las reducciones de San Ignacio Miní y Nuestra Señora de Loreto, a orillas del arroyo Yabebirí, en la provincia de Misiones, Argentina. En 1636 los superiores de Antonio Ruiz de Montoya lo colocan al frente de las veintiséis reduccionesque quedaban en el Paraná, Uruguay y Tape. Esta fue la época más dura para el misionero, ya que tuvo que armar a los indígenas guaraníes para defenderse del constante ataque de los bandeirantes. No será hasta 1637 que Ruiz de Montoya, sin saberlo, abandonará para siempre las reduccionesguaraníes.

Emprende un viaje a Madrid, en el que su creatividad y deseo de aprender no cesaron. En esa épocapublica una gramática y un diccionario de lengua guaraní, así como La Conquista Espiritual, crónica en la que muestra conocimientos de geografía, etnografía y biología. Hacia 1643, parte del puerto de Cádiz, con destino a Perú. Aproximadamente hacia 1648, escribe un tratado de mística llamado Sílex del divino Amor y rapto del ánimo en el conocimiento de la primera causa.

La salud de Antonio empeora rápidamente. El 11 de abril de 1652, agotado por la enfermedad, fallece. Sus restos fueron reclamados por los misioneros y los guaraníes del Paraguay. Su "último viaje", se asemejó a las heroicas travesías que él realizó en vida: un grupo de indígenas guaraníes se dirigieron a Lima a recoger sus restos para depositarlos en las tierras donde había sido feliz. No se ha encontrado su tumba, perdida en algún lugar de lo que hoy es la provincia argentina de Misiones, en medio de un mundo exuberante que hizo suyo.

Para mayor información sobre la vida y obra de Antonio Ruiz De Montoya, consultar "Antonio Ruiz de Montoya. Biografía" a cargo de José Luis Rouillon Arróspide S.J., obra publicada por Escuela Antonio Ruiz de Montoya en el año 2001.

Nace la Universidad Antonio Ruiz de Montoya

Heredando una larga tradición jesuita en el país, la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, nace en el año 2003. A través de los colegios San Pablo, San Martín o San Francisco de Borja, desde los siglos XVI al XVIII, los jesuitas han difundido los principios pedagógicos que dan inicio a la creación de nuevas identidades educativas.

En el siglo XX, la comunidad jesuita fundó el Instituto de Humanidades Clásicas que luego pasaría a ser la Escuela de Pedagogía, Filosofía y Letras Antonio Ruiz de Montoya, fundada en 1991 y que diera lugar a la actual universidad.

Con el transcurso de los años, la universidad ha congregado un equipo de reconocidos intelectuales del medio, quienes nos permiten sentar las bases de una institución educativa a contracorriente de las tendencias tecnocráticas, que dejan de lado el sentido humanista enraizado en la idea misma de universidad.

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